Ausencia es una pesa de telar
que tensa un alma
sobre la que rebota el mundo;
para quien no existe,
es más fácil decir adiós
que abrir la puerta.
Ausencia es un molde sellado,
espacio vacío a cuya forma
se adhieren los labios fundidos
de los locos;
para quien no existe,
duele menos un puñetazo
que una mano dispuesta a ser estrechada.
Ausencia es una noche en el desierto,
la luz de una hoguera
en la que arden los recuerdos,
certeza fría de la vida:
las señales de humo
no calientan
a los muertos.